7 jul 2009

El hedor de la podredumbre

Margarito Escudero Luis

Pues la jornada electoral del domingo 5 de julio no se queda atrás, a pesar de que ya pasó más de una semana.

El pasmo en los perdedores ha sido noticia de varios días, pues muchos aún no terminan de asimilar el golpazo que la realidad les dio.

Y es que muchos se creyeron las noticas que ellos mismos inventaron, los “análisis” y comentarios políticos pagados, no calaron entre el electorado; es decir, no se tragaron la píldora.
Luego de la brutal sacudida nocturna del domingo 5 de julio, de inmediato se procedió a buscar culpables, alguien en quien descargar la propia ceguera e ineptitud.

Sesudos análisis y conclusiones que dejan mal parado al mismito Sherlock Holmes, llevaron a estos observadores a determinar que el culpable de que Iván Hillman hubiera perdido la elección, es el alcalde de Coatzacoalcos y su pandilla y no la voluntad popular.

Esa conclusión deja en calidad de idiotas a todas las personas que salieron a cumplir con su deber ciudadano de sufragar por el candidato de su confianza, en un ambiente de secrecía.

Ese esfuerzo de la ciudadanía por confiar en las instancias legales, creadas para vigilar el proceso electoral, no tendría sentido si fuera un solo culpable de los resultados. Para estas personas es como si fuera una obligación que el PRI ganara y están considerando una traición de alguien más el hecho de que las simpatías populares no estuvieran a favor del candidato del tricolor.

A menos que esas publicaciones fueran hechas con el fin de justificar la equivocación cometida, de contar mentiras e información maquillada a la ciudadanía, maquillaje que terminó revirtiéndose.
No queda de lado el hecho de que el alcalde hubiera jugado a las contras al candidato de su propio partido, tampoco se puede negar que había algo preparado para desvirtuar la elección en caso de que la diferencia de votos hubiera sido más apretada.

Pero la realidad fue más fuerte. Se sabía que desde palacio municipal habían salido instrucciones para los empleados del ayuntamiento en el sentido de que deberían votar por quien fuera, menos por el PRI, pero no todos los habitantes de Coatzacoalcos trabajan para el Ayuntamiento, ni se están chupando el dedo para que fueran manipulados.

Pensar así, o hacer creer a la ciudadanía que así sucedieron las cosas, es suponer que los mexicanos vivimos un mundo de ficción, que estamos inmersos en una mentira gigantesca y que, las historias de traición y porquería que se cuentan de las autoridades y de los correligionarios de un mismo instituto político, afectan a toda la población.

Que en realidad los mexicanos estamos a merced de unos cuantos poderosos y que debemos resignarnos a nuestra suerte.

Es intentar hacer creer a la gente que su voluntad no cuenta y que nada de lo que haga la mayoría será determinante para modificar, cambiar o consolidar el rumbo de nuestra historia; es pensar en pequeño. Es promover la inacción para que los demás hagan lo que quieran y esperar a la siguiente ronda electoral para volver a contar las mentiras de siempre, para volver a repetir las promesas de siempre.

Cuéntame tu historia con la verdad, dime las cosas que suceden como son, no trates de hacerme creer que todo va bien, cuando por dentro tu propio cuerpo se está pudriendo, porque el hedor de la podredumbre no se puede ocultar.

Comentarios: melmex@coatzadiario.com

1 comentario:

  1. independientemente si hubo o no manipulación, lo más grave es la no participación ciudadana, menos del 40 por ciento salió a votar. hacen falta líderes con credibilidad... hace falta dignificar el oficio de la política. excelente columna !

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