Margarito Escudero Luis
La Fiscalía General del Estado (FGE) ya atrajo
la investigación que abrió la Procuraduría General de la República (PGR), sobre
todos los involucrados con la delincuencia, según informó el mismo fiscal Jorge
Winckler.
Evidentemente se incluyen a los supuestos
periodistas a los que se refirió el gobernador, tres presuntos reporteros que
“charolean” en Boca del Río y la zona conurbada y “pasan” información a los
malosos.
Esta noticia recorrió ya todo el territorio
veracruzano y provocó reacciones entre el gremio reporteril, pues la
información está incompleta, sin nombres, sólo se dice que “pronto se darán a
conocer”.
Si esa duda permanece, es posible que haya
compañeros perseguidos o amenazados, incluso asesinados, en una cacería de
brujas, un pretexto formidable para acalambrar a aquellos periodistas que no
son bien vistos en palacio de gobierno.
Si esas personas existen y tienen información
sobre aquellos que reciben la supuesta información, el gobernador ya los
condenó a muerte ya que, los jefes no permitirían que caigan en manos de la
ley.
Por otro lado, los “indeseables del gobierno”
también pudieran ser acosados por gente “de casa”, inculparlos,
criminalizarlos, como ha sido la práctica gubernamental desde hace tiempo.
Las manzanas podridas que mencionó Javier
Duarte en aquella famosa amenaza soltada en Coatzacoalcos, nunca cayeron, pero
si cayeron muertos varios periodistas.
¿Y LA CEAPP?
Desde el gobierno cae un riesgo para
periodistas, ahí debería interceder la Comisión Especial para Atención y
Protección a Periodistas (CEAPP), exigir al ejecutivo que aclare bien esta
situación para evitar la criminalización de reporteros que nada tienen que ver
con la delincuencia. No se vale que a
río revuelto se aprovechen otros.
Hay trabajos que la CEAPP debería arrancar ya,
como el padrón de periodistas en todo el estado, que se tenga una relación de
todos los trabajadores de la comunicación, trabajadores reales, que estén en la
brega de buscar la noticia, de todos los medios, que dé certeza a estos
profesionales y evitar a los “colados” que en muchos casos deterioran la imagen
del reportero de verdad.
El caso es que, nuevamente el gremio vuelve a
estar en el centro del huracán, y lo peor es que el riesgo lo provoca el mismo
gobierno, tal como lo hizo Javier Duarte en Coatzacoalcos, sin olvidar que
luego de eso, varios compañeros perdieron la vida.
También es bueno destacar que al interior del
gremio existe una gran división, difícilmente se pueden integrar equipos de
trabajo, a menos que sean de subordinación; ese divisionismo permite que
determinados sectores se vean comprometidos.
Claro que los dueños de los medios de
comunicación tienen mucho que ver, puesto que en los últimos años, se han
dedicado más a cuidar las ganancias que en hacer florecer al periodismo, son
más cuidadosos de las ventas que de la profesión de aquellos que le dan vida al
medio.
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