24 may 2018

El sueño de Yunes



Margarito Escudero Luis
En 1997, finales del siglo pasado, Veracruz vivía una efervescencia política intensa. Se preparaba la sociedad para una jornada electoral donde se renovarían los 210 ayuntamientos de ese entonces.
Eran los  tiempos de Patricio Chirinos, cuando gobernaba el estado Miguel Ángel Yunes Linares desde la Secretaría de Gobierno.
Desde entonces, Yunes Linares aspiraba a la gubernatura, su sueño dorado. Así que necesitaba un golpe, una demostración de fuerza para llamar la atención de quien designa a los candidatos en el PRI.
Fiel a su impetuosa forma de ser, tomó por asalto la dirección estatal del Partido Revolucionario Institucional y llevó el proceso de selección y de campañas a su antojo. De ahí, el brinco sería a la candidatura priista a la gubernatura del estado.
Pero no le midió bien el agua a los camotes, el país se convulsionaba en el salinato, el fraude electoral estaba fresco en la mente ciudadana, el Partido de la Revolución Democrática se había convertido en la esperanza de México en aquel entonces y miles de priistas se encumbraron en el nuevo instituto político.

Una vez encumbrado, ocupó el valioso tiempo del gobernador para hacer campaña, para denostar a los adversarios; belicoso como es, para enfrentar al candidato puntero en las encuestas, en un desesperado afán por demostrar fuerza.

Pero ese ambiente desfavorable no le importó a Miguel Ángel Yunes, se lanzó como el borras, a contra corriente, aplastando cualquier intento de oposición a sus caprichos en el mismo PRI.
El pueblo enojado, harto y respetando aún las reglas, creyó en la democracia y salió a votar. De los 210 ayuntamientos que conformaban en estado de Veracruz en ese año, Yunes Linares perdió 107, un poco más de la mitad, el 50 por ciento de lo que se jugaba, quedó en manos del PRD.
El sueño de Yunes por ser gobernador tuvo que ser guardado hasta que apareciera una nueva oportunidad.
Vuelve a la carga
Hoy, casi a finales de la segunda década del siglo XXI, Yunes vuelve a arremeter, pero no cambió sus métodos, sigue siendo el mismo impetuoso a 24 años de distancia, ahora tomó por asalto el Partido Acción Nacional, lo corrompió, sacó a los panistas de cepa y echó a andar el mismo plan de hace un cuarto de siglo, con la variante de que ahora podía soñar con un gobierno familiar, una monarquía que le permita heredar el trono a sus hijos.
Aprovechando el hartazgo social y la descarada corrupción que imperó en Veracruz en doce años, con Fidel Herrera y Javier Duarte al frente, ofreció a los veracruzanos hacer justicia y meter a la cárcel a los saqueadores del estado.
Ofreció resolver el problema de la inseguridad en seis meses.
La gente, harta de tanto muerto, de tanto secuestro, de tanto balazo, le tomó la palabra y lo hizo gobernador por dos años.
Una vez encumbrado, ocupó el valioso tiempo del gobernador para hacer campaña, para denostar a los adversarios; belicoso como es, para enfrentar al candidato puntero en las encuestas, en un desesperado afán por demostrar fuerza.
Otra vez, Yunes Linares no le midió bien el agua a los camotes. El hartazgo y la desesperación de la sociedad veracruzana ante tanto muerto, tantas ejecuciones, tanta inseguridad, seguramente ya no le creerá.

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