Margarito Escudero Luis
Hace unos años tuve la oportunidad de preguntar a Andrés
Manuel López Obrador si continuaría con la lucha pacífica.
Eso sucedió en una entrevista que concedió a los reporteros
de Coatzacoalcos, luego de las elecciones celebradas en 2012, donde fue víctima
del fraude electoral.
Su afirmación fue contundente, añadiendo que "se les va
acabar", en referencia al tiempo y los recursos para seguir impidiendo el
cambio.
En esa ocasión, AMLO llegó a Coatzacoalcos para dar inicio
formal de las actividades de Morena en el puerto.
Recuerdo que en esa ocasión, López Obrador mencionó que Nelson
Mandela había soportado 25 años de prisión en su lucha por cambiar las
condiciones de vida de los ciudadanos negros en Sudáfrica.
Claro que no faltó quien sarcásticamente dijera: “Se compara
con Mandela”.
Esa frase me puso en alerta, pues habla de una pobreza
mental de quien la dice, o de plano en una entrega total a los enemigos de
López Obrador.
De ese hecho me surgen algunas preguntas, ¿Cómo se imagina
la gente como nacen los grandes movimientos sociales?, ¿No percibe la gente el
momento histórico que vive?
Más grave aún, ¿Habrán leído algo de Historia?
Hoy, la situación corrobora lo dicho hace 6 años por López
Obrador, ya no les da tiempo, ya no les da el dinero, ya no tienen ninguna
posibilidad.
Si nada impide que el pueblo manifieste libremente su voluntad, si el sistema que mantiene a los grandes empresarios no se opone drásticamente al triunfo del tabasqueño, México comenzará una nueva etapa en su Historia.
Y quienes se oponen sistemáticamente, deseando que nada
cambie en nuestro país, quedarían en otra situación, totalmente diferente a la
que ostentan actualmente.
Muchos ciudadanos no están en ese caso, pero se sienten
parte de ese sector, son utilizados y como objeto de uso, en algún momento
deberán ser desechados.
En el transcurso de estos años, quedó demostrado que Andrés Manuel López Obrador
siempre dijo la verdad, el tiempo le dio la razón, cuando muchos lo tiraban a
loco, incluidos aquellos que sarcásticamente dijeron: “Se compara con Mandela”.
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