Los mexicanos podemos considerarnos, además de ser un pueblo muy noble, también como un pueblo multi traicionado, luego que algún histórico movimiento se encamina hacia el triunfo.
Nadie puede negar que los grandes movimientos que han conformado a este país, nacen de grandes ideales, pero si no son respaldados por la mayoría de los ciudadanos, no pueden culminar con éxito ni enfrentar la batalla contra fuertes intereses.
La movilización popular contra Porfirio Díaz, fue definitiva para el triunfo de Francisco I Madero. Esa misma movilización multitudinaria, fue determinante para lograr la Expropiación Petrolera.
Sin embargo, en el transcurso de la Historia, el objetivo logrado queda descuidado y aquellos intereses mencionados, vuelven por sus fueros.
El porfirismo intentó resucitar con la llegada del panismo en la fingida alternancia; la Expropiación Petrolera se perdió en el tiempo, fue traicionada y el petróleo volvió a las manos de las que fueron expropiadas.Otro gran movimiento nacional, protagonizado por el pueblo de México, se dio en 1988, luego de que el PRI sufriera una severa fractura.
Ahí los mexicanos vieron la oportunidad de zafarse de más de medio siglo de priismo, sin ver siquiera que las principales cabezas de esa movilización eran puristas resentidos.
El caso es que era una gran oportunidad que llevó a Cuauhtémoc Cárdenas a convertirse en el último gran líder del siglo XX.
Pero su éxito no hubiera sido tal, sin el apoyo del pueblo harto de una situación y ansioso de un cambio prometido por Cárdenas.
Ese movimiento llevó al nacimiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyos dirigentes no supieron estar a la altura de las demandas populares y prefirieron pactar con aquellos intereses que ya mencionamos.
Hoy, una vez más, el pueblo de México se vuelca en la esperanza, dispuesto a todo, pero siguiendo la línea de la paz y la conciliación.
Multitudinarias muestras de apoyo a un líder que promete no ser como los otros, que ofrece rescatar al país y devolver a los mexicanos de volver a ser un pueblo trabajador, con oportunidades para todos, viviendo en paz.
Las muestras de solidaridad de los mexicanos para con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador son más que claras.
Y nuevamente, los mexicanos tendrán que enfrentar a los grandes intereses.
Pero más allá del apoyo multitudinario, cada ciudadano debe cumplir con su parte, ejercer su voto, ya que escogió la vía pacífica para la transformación del país.
Ya no se necesitan más pruebas de que la participación ciudadana es determinante para el éxito de las transformaciones nacionales.
No es cuestión de suerte, es ahora o nunca.
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