23 mar 2010

Chaqueteros, chapulines y camaleones

Margarito Escudero Luis Mario Alberto Gámez Hernández, periodista, conductor y reportero de Televisa en Chihuahua, Autor del blog “¡Imagínese!” en Milenio.Com, comenta que mientras la sombra del miedo se cierne sobre todo el territorio estatal y sus fronteras con Nuevo León y Veracruz, la atención de los políticos se centra hacia el interior de sus propios partidos, hacia los amarres y los desplantes.

Y maneja los conceptos muy mexicanos, que vienen muy bien en este momento histórico de nuestro país y en especial del estado de Veracruz.

Todos conocemos el significado de "chaqueteros", "chapulines" y "camaleones", aquellos que fácilmente cambian de vestiduras, brincan de cargo en cargo con el hueso bajo el brazo y se camuflan bajo el color que mejor les convenga.

Suena a algo que estamos viviendo en esto momentos y que pesará en la historia de nuestra generación, pues aquellos que no supieron respetar el compromiso y la palabra empeñada, están dando una lección negativa a la generación venidera, quienes pueden suponer que así son las cosas.

Los jóvenes interesados en la política procurarán ser chaqueteros, chapulines y camaleones de la política, pues así les enseñaron el camino para lograr personales intereses.

Claro que a lo largo de la historia hemos de encontrar estos especímenes, pero afortunadamente, no están catalogados como próceres.

La historia de Benito Juárez debería ser un ejemplo a seguir para todos los políticos y no un sujeto para adornarse los días de su natalicio y su muerte.

Política de antes

Hace algunos años, militar en un partido diferente al PRI, era sinónimo de vivir en la pobreza, de ser perseguido por la policía; pero también era una actitud de respeto para la gente.

Muchos preferían refunfuñar del autoritarismo en que se vivía, pero de ahí no pasaban.

Pero, como resultado de la lucha que sostuvieron muchos disidentes, en partidos de oposición, se logró una apertura, hubo más partidos con presencia y sin ser TAN perseguidos. Entonces salieron los “preocupados”, los que sin luchar, sin ser perseguidos, se encaramaron a la militancia light y ocuparon cargos públicos y muchos se hicieron llamar “de izquierda”.

Habrá que añadirle el mote de “rabanitos” a los que ya se mencionaron, porque sólo son rojos por fuera. Y que, si les ofrecen algo mejor en otro partido, se van. Así de fácil.

Y así se fue creando una nueva casta de políticos, arribistas y mercaderes de las necesidades de los ciudadanos.

Mercenarios de la política son los que medran en la actualidad, algo a lo que han llamado profesionalización, gente que desde siempre se dedica a “la política”, sin tomar en cuenta que un liderazgo se forja desde la base misma del pueblo y no por la voluntad del funcionario en turno.

Políticos modernos

Ahora los políticos se forjan “a la sombra” de alguien y no con el trabajo junto la gente.

Por eso las cosas están así, por eso el caos y la combinación de colores, por eso se puede despreciar el documento que da origen a un instituto político e ir tras otro color, así, por encimita, sin tomar en cuenta que cada institución tuvo una razón de ser, una lucha que sufrir, una causa que seguir…

Pero tendrán que rendir cuentas en algún momento. No se puede vivir eternamente en la impunidad, intentando volver a una forma de vida que quedó en el pasado gracias a la lucha de auténticos líderes, muchos de ellos muertos por no sucumbir ante un sistema autoritario que muchos pensamos que se fue para nunca volver.

Añoranza de cacicazgos

Sin embargo, la idea de volver a ser los que otros fueron sigue vigente. Tanto que hoy mismo se pretende consolidar un cacicazgo en Coatzacoalcos y, a fuerza se trata de imponer candidatos, para luego no tener nada ni a nadie que se oponga a los caprichos de quien sea el nuevo todopoderoso de esta región.

Afortunadamente no ha habido violencia, pero no se está lejos de eso. Pues los ánimos se están caldeando y no faltará alguien que pierda el rumbo y mande a “su” gente a darse de golpes con otros ciudadanos que no pueden ver más allá de sus narices.

Ojalá la ciudadanía no lo permita, que se vuelva a un régimen autoritario, que no se encumbren unos cuantos y se eternicen en el ejercicio del poder a modo.

Ojalá y el ciudadano se atreva a defender lo que se ha avanzado y nos sacudamos de una vez por todas a quienes se empeñan en hacer creer que son los mejores.

Comentarios: mexmel@gmail.com