¡Hola amigos!
Al comienzo de este año nos dimos la oportunidad de realizar un viaje interesante, casi improvisado, al caluroso estado de Tabasco.
Nos recibió su capital Villahermosa, con un clima fresco ya que en invierno la temperatura desciende considerablemente.
Junto con mi esposa, llegamos el uno de enero por la tarde y luego de instalarnos en una de las recámaras de su espaciosa casa, salimos a conocer la más moderna plaza comerciales donde disfrutamos de un café.
Al día siguiente tomamos carretera para dirigirnos a las ruinas arqueológicas más interesantes, ubicadas en Chiapas: Palenque.
Luego de un poco más de dos horas de viaje llegamos al lugar donde los hombres se atrevieron a vivir como dioses, ahí pudimos admirar las portentosas construcciones de aquellos mayas que dejaron muestras de una tecnología avanzada, de conocimientos de ingeniería y de un enorme poder para contar con esa riqueza y dominar a la naturaleza.
Nos tomamos muchas fotos, dejando testimonio de nuestra visita a Palenque, que tocamos sus piedras y nos maravillamos con sus estructuras, que subimos todos los escalones, sudamos y nos cansamos, pensando en la energía y fortaleza de aquellos seres para subir y bajar varias veces al día, todos los días, realizando sus labores cotidianas.
En medio de una exuberante vegetación y un clima cálido, donde abundan los recursos para una supervivencia tranquila, no hay hasta la fecha, una explicación contundente sobre la desaparición de esa maravillosa cultura.
El caso es que estuvimos ahí, disfrutando de ese pasado misterioso, especulando sobre el destino de sus antiguos pobladores.
Después de recorrer todos los edificios de Palenque, nos dispusimos para ir a comer al poblado del mismo nombre. Un restaurante llamado El Huachinango, donde disfrutamos de todo un banquete de mariscos. ¡Delicioso!
Nos tocó vivir una interesante aventura con ganas de más y esperemos todos podamos realizar estos viajes edificantes y divertidos que no se pueden perder.
