Margarito Escudero Luis
La participación de la sociedad es muy importante
para el buen funcionamiento del gobierno y de todas sus instancias, no sólo la
seguridad pública, la que exige aún más compromiso social.
Pero el concepto “participación social” y
“compromiso social”, aún no se entiende en toda su magnitud.
Es lamentable que cada individuo pichicatee su
participación en actividades de la comunidad, dejando la oportunidad solamente
al gobierno, o al líder, o al encargado, pues supone que toda su cuota
participativa se cumple con el pago de impuestos.
Esa indiferencia ante la problemática del
entorno lleva que, quien tenga en sus manos el asunto, lo maneje a su antojo,
sin tomar en cuenta a quienes pudieran resultar afectados con sus decisiones.
En nuestras comunidades no se acostumbran las
asociaciones solidarias para atender problemas comunes, ni las juntas de vecinos
y del jefe de manzana es una figura
inútil hasta el momento.
Por eso, cuando hace falta una lámpara en la
calle o se azolva el drenaje, nadie mueve un dedo y, si algún vecino toma la
iniciativa, lo dejaran solo, suponiendo que quiere hacer negocio.
Así se ha educado a la sociedad, la gente ha
aprendido a no ser solidaria, ni siquiera en asuntos que le atañen directamente.
Si no es capaz de participar para realizar
labores de limpieza en su calle, menos lo hará para exigir al gobernante que
cumpla con su deber, que entrene y capacite a los policías, que brinde equipo
al cuerpo de Bomberos, que dé mantenimiento a las calles y semáforos.
Como se ve, son muchas las actividades
obligatorias de un ciudadano, obligaciones que no convienen al funcionario,
quien desde siempre cree que tiene el control social y así lo pregona y así se
clava en la mente de la ciudadanía, hasta que se hizo costumbre dejar que el
gobierno se encargara de todo, hasta que llegó el momento en el gobernante
olvidó su obligación para adueñarse el gobierno, de la sociedad, de los
recursos del pueblo y de la ciudad.
OBLIGACION CIUDADANA
La generación joven puede suponer que así son
las cosas y negara en principio, para luego pasar a la comodidad de no hacer
nada.
Este tema sale a la luz en tiempos
electorales, es cuando el candidato llama a ese ciudadano aguerrido y luchador
que sólo existe en la utopía de la sociedad perfecta; claman por el poder del
voto y a eso le llaman “participación ciudadana”.
Pero una vez convertido el candidato en
funcionario, será él quien vele por los intereses de cada ciudadano. El cuento
de cada elección, el mismo discurso.
Podrán llegar cualquier cantidad de lideres
con las mejores intenciones, pero si los ciudadanos no le recuerdan
constantemente el compromiso adquirido, pronto se incorporara a la lista de
vivales que están destruyendo a la Patria.
El funcionarato es el resultado de la apatía
popular, y este se refuerza reforzando esa apatía, manteniendo al ciudadano en
la ignorancia, en el apapacho hipócrita.
En estos momentos en que el gobierno ha
perdido el control de la delincuencia y que muchos funcionarios han preferido
hacerse cómplices de los delincuentes, se requiere de la participación
ciudadana, no de permitir que el crimen enseñoree en la sociedad.
A QUIEN BENEFICIA
La falta de organización social hizo que los
delincuentes pudieran entrar con facilidad a controlar todo, ahora el miedo se
ha apoderado de la voluntad ciudadana y, en lugar de mostrar fortaleza a través
de la organización y la unidad, el funcionario y el delincuente, ven debilidad,
desunión y pánico y de eso se aprovechan.
Y de eso también se aprovechan agentes de Tránsito,
policías, funcionarios de medio pelo y políticos en campaña.
Si a eso le sumamos la complicidad de los
medios de comunicación con los políticos, tendremos un cuadro completo que
indica la causa de la apatía social, ya que la poca información que llega al
ciudadano ya la recibe digerida, manipulada y muchas cosas importantes se
esconden con otras informaciones que de nada le sirven a la gente.
La organización social es la clave para la
solución de los problemas sociales. La participación ciudadana es primordial
para lograr esa organización.
Pero nos sembraron la desconfianza.
mexmel@gmail.com
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