5 abr 2016

La desorganización social


Margarito Escudero Luis
La participación de la sociedad es muy importante para el buen funcionamiento del gobierno y de todas sus instancias, no sólo la seguridad pública, la que exige aún más compromiso social.
Pero el concepto “participación social” y “compromiso social”, aún no se entiende en toda su magnitud.
Es lamentable que cada individuo pichicatee su participación en actividades de la comunidad, dejando la oportunidad solamente al gobierno, o al líder, o al encargado, pues supone que toda su cuota participativa se cumple con el pago de impuestos.


Esa indiferencia ante la problemática del entorno lleva que, quien tenga en sus manos el asunto, lo maneje a su antojo, sin tomar en cuenta a quienes pudieran resultar afectados con sus decisiones.
En nuestras comunidades no se acostumbran las asociaciones solidarias para atender problemas comunes, ni las juntas de vecinos y del jefe de manzana es una  figura inútil hasta el momento.
Por eso, cuando hace falta una lámpara en la calle o se azolva el drenaje, nadie mueve un dedo y, si algún vecino toma la iniciativa, lo dejaran solo, suponiendo que quiere hacer negocio.
Así se ha educado a la sociedad, la gente ha aprendido a no ser solidaria, ni siquiera en asuntos que le atañen directamente.
Si no es capaz de participar para realizar labores de limpieza en su calle, menos lo hará para exigir al gobernante que cumpla con su deber, que entrene y capacite a los policías, que brinde equipo al cuerpo de Bomberos, que dé mantenimiento a las calles y semáforos.
Como se ve, son muchas las actividades obligatorias de un ciudadano, obligaciones que no convienen al funcionario, quien desde siempre cree que tiene el control social y así lo pregona y así se clava en la mente de la ciudadanía, hasta que se hizo costumbre dejar que el gobierno se encargara de todo, hasta que llegó el momento en el gobernante olvidó su obligación para adueñarse el gobierno, de la sociedad, de los recursos del pueblo y de la ciudad.
OBLIGACION CIUDADANA
La generación joven puede suponer que así son las cosas y negara en principio, para luego pasar a la comodidad de no hacer nada.
Este tema sale a la luz en tiempos electorales, es cuando el candidato llama a ese ciudadano aguerrido y luchador que sólo existe en la utopía de la sociedad perfecta; claman por el poder del voto y a eso le llaman “participación ciudadana”.
Pero una vez convertido el candidato en funcionario, será él quien vele por los intereses de cada ciudadano. El cuento de cada elección, el mismo discurso.
Podrán llegar cualquier cantidad de lideres con las mejores intenciones, pero si los ciudadanos no le recuerdan constantemente el compromiso adquirido, pronto se incorporara a la lista de vivales que están destruyendo a la Patria.
El funcionarato es el resultado de la apatía popular, y este se refuerza reforzando esa apatía, manteniendo al ciudadano en la ignorancia, en el apapacho hipócrita.
En estos momentos en que el gobierno ha perdido el control de la delincuencia y que muchos funcionarios han preferido hacerse cómplices de los delincuentes, se requiere de la participación ciudadana, no de permitir que el crimen enseñoree en la sociedad.
A QUIEN BENEFICIA
La falta de organización social hizo que los delincuentes pudieran entrar con facilidad a controlar todo, ahora el miedo se ha apoderado de la voluntad ciudadana y, en lugar de mostrar fortaleza a través de la organización y la unidad, el funcionario y el delincuente, ven debilidad, desunión y pánico y de eso se aprovechan.
Y de eso también se aprovechan agentes de Tránsito, policías, funcionarios de medio pelo y políticos en campaña.
Si a eso le sumamos la complicidad de los medios de comunicación con los políticos, tendremos un cuadro completo que indica la causa de la apatía social, ya que la poca información que llega al ciudadano ya la recibe digerida, manipulada y muchas cosas importantes se esconden con otras informaciones que de nada le sirven a la gente.
La organización social es la clave para la solución de los problemas sociales. La participación ciudadana es primordial para lograr esa organización.
Pero nos sembraron la desconfianza.

mexmel@gmail.com

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