Margarito
Escudero Luis
Lluvias intensas en plena canícula, atípicas les llaman los
expertos, pero debemos tomarlo con preocupación y no solamente por la intensidad
de los aguaceros, sino porque puede observarse a simple vista que, como
sociedad no estaos preparados para esta nueva etapa de fenómenos naturales de
mayor fuerza.
Ya es común que luego de cada fuerte lluvia, barrios,
colonias y ciudades enteras se vayan a pique, como sucedió recientemente en el
puerto de Veracruz, donde emblemáticos sitios turísticos de la ciudad
resintieron los efectos del agua.
Si el gobernador y sus hijos no salieron a tender a tiempo
la contingencia, no significa nada, sólo demuestra que ya no hay campañas.
No toda la culpa es del gobierno, ni de las autoridades
encargadas, más bien, la mayor parte de la responsabilidad recae en los
ciudadanos, la falta de educación y de conciencia ante los embates de la
naturaleza, pone en evidencia el poco interés del ciudadano común por evitar
estas calamidades.
La inundación del puerto pudo evitarse si la gente no
arrojara sus desechos plásticos a la calle, si el hábito de la limpieza no
fuera únicamente personal, sino que se viera como un bien para la comunidad.
Es decir, el descuido ciudadano es responsable en gran
medida de las inundaciones en las ciudades luego de fuerte aguacero, de
tormenta atípica.
Desde hace más de 40 años se alertó en el mundo entero sobre
los cambios climáticos que venían, se dijo que las tormentas serían cada vez
más fuertes, igual los huracanes, incluso los terremotos.
Se habló que se le había hecho un gran daño a la capa de
ozono que cubre al planeta, se habló de grandes inundaciones, de tragedias
humanas debido a esa circunstancia y poco caso se hizo.
Se dijo que la temperatura se elevaría cada vez más y que las
bajas temperaturas también causarían daños a la humanidad. Y poco caso se hizo.
El descuido ciudadano es responsable en gran medida de las inundaciones en las ciudades luego de fuerte aguacero
Científicos y personas preocupadas por el medio ambiente
pusieron el grito a tiempo, intentaron convencer a gobiernos, autoridades y
ciudadanía, para que se tomaran las medidas necesarias, una de ella por
ejemplo, fue la de evitar los gases fluorocarbonados, reducir el uso de
combustibles fósiles, reforestar, evitar el uso de plástico.
Pero no hicimos caso, por lo menos en México, donde las
autoridades creen que están fuera de los peligros que vive la sociedad común.
Está más que visto que el abuso de materiales plásticos y su
nula recolección, hace que esos residuos en la calle representan un riesgo de
inundación, pero al parecer nadie le ve peligro a una botella de refresco o a
una bolsa de papitas que ruede por las calles.
Seguimos usando aerosoles sin empacho alguno, y todo eso
junto hace que el clima se altere, más allá de sus procesos naturales,
provocando calamidades mucho más grandes de lo ocurrido en el puerto de
Veracruz.
Si bien las autoridades tienen la obligación de mantener los
drenajes y las vías por donde el agua corre naturalmente, los ciudades deben
cumplir su parte, de lo contrario seguiremos viendo eventos como el que se
menciona y cada vez más dramáticos.
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